Bebidas azucaradas


Sí, ya lo sabemos... Este tema ya lo hemos tratado en entradas anteriores. Pero desde el Departamento de Educación Física de Carmelitas consideramos de gran importancia reforzar esta información, porque seguimos viendo a muchos jóvenes (y no tan jóvenes) que son consumidores habituales de este tipo de bebidas y que no son conscientes de los riesgos que entrañan y del daño que están haciendo a su salud. Así que, a riego de ser un poco pesados, recordamos algunos datos importantes sobre este tema. 

    Partimos de la base de que limitar el consumo diario de azúcares es una buena base para alcanzar un estilo de vida saludable. Sin embargo, algunas bebidas de consumo frecuente pueden ser perjudiciales por su alto impacto en la concentración de azúcar en la sangre, siendo sustancias que no requieren de una gran digestión y que el cuerpo incorpora sin mayores complicaciones. Como consecuencia, el páncreas liberará insulina, que introducirá el exceso de azúcar en las células. El problema es que el estímulo es tan grande que la hormona no da abasto... Entonces aparecen problemas asociados a la resistencia a la insulina, como la obesidad, la diabetes tipo 2, el hígado graso y las enfermedades cardiovasculares. Todos sabemos que no es fácil dejar de lado estos productos a pesar de las advertencias y de saber sus propiedades negativas porque también se ha visto que son responsables de una cierta adicción. Las bebidas con gas, las bebidas energéticas, los zumos comerciales y la cerveza  son algunas de las bebidas que más suben la glucosa. 

Un ejemplo puede explicar más claramente la situación. La Asociación Americana del Corazón recomienda un consumo de 36 gramos diarios para los hombres y 32 gramos diarios para las mujeres de azúcares añadidos. Revisando la información de cualquier lata de refresco común de 300 ml, encontraremos que contiene 32 gramos de azúcar. Es decir, con una sola lata ya completamos el máximo diario aconsejado. 



El agua es la solución; además de mantener una buena hidratación ayuda a descender los niveles de glucemia. Podemos buscar alternativas en el té y otras infusiones (siempre evitando la tentación de añadir cucharadas de azúcar para endulzarlas). Y ojo con los productos que se venden bajo la etiqueta "creo azúcares" o "sin azúcar" ya que usan edulcorantes para dar el gusto, aunque no glucosa ni fructosa. La OMS (Organización Mundial de la Salud) emitió un comunicado para proponer un límite a la ingesta de estos edulcorantes. 


La glucosa no es una sustancia perjudicial en sí misma; el cuerpo la necesita para realizar diversas funciones pero su consumo excesivo está asociado a problemas de salud. Un consumo esporádico no va a suponer un problema pero debemos enviar un mensaje claro para reducir el uso de estas bebidas. 

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