¿Se cansan los niños?

Todos los papás que hemos intentado seguir el ritmo de nuestros hijos, hemos experimentado la misma sensación... Nuestros hijos cuentan con algún secreto mágico que les convierte en seres inagotables. ¿De dónde sacan toda esa energía? Pues el secreto se encuentra en que tienen algo de lo que no disponemos los adultos, a no ser que seamos deportistas. 
Investigadores de una Universidad de Francia realizaron un estudio y descubrieron que los más pequeños obtenían la energía del glucógeno y de las grasas de manera aeróbica (con la intervención del oxígeno de la sangre), mientras que en los adultos no deportistas habituales el metabolismo era anaeróbico, o lo que es lo mismo, sin intervención del oxígeno.

Esta pequeña diferencia provoca que los adultos produzcan más ácido láctico, que es el responsable final de la aparición de la fatiga.
Por si esto fuera poco, el estudio probó también que después de un esfuerzo físico, los niños recobran su ritmo cardiaco normal más rápido que los adultos.
En fin, que como padres tenemos todas las de perder ante nuestros infatigables hijos y deberemos seguir sufriendo o ponernos a entrenar a tope para alcanzar el nivel de deportistas de élite y ser capaces de mantener su ritmo.

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