Estarás de acuerdo con nosotros cuando decimos que perder la forma física es más fácil que conseguirla. Al igual que el cuerpo se adapta al esfuerzo cuando hacemos ejercicio físico, estas mejoras se van perdiendo cuando se deja la actividad. Se calcula que esta pérdida se produce a partir de los primeros 8 o 10 días sin entrenamiento y que a los 3 meses se ha perdido el 30% de la capacidad aeróbica. En los primeros días después de la interrupción de la práctica deportiva los cambios son muy leves y a medida que transcurren los días los efectos se van incrementando.
De todas formas, no es lo mismo un descanso para alguien que acumula años de entrenamiento que para alguien que ha empezado a ir al gimnasio hace un mes. También será importante nuestro estilo de vida, es decir, si nuestro tiempo de descanso lo dedicamos a estar tumbados en el sofá o mantenemos un estilo de vida activo, por ejemplo, caminando.
Las primeras cualidades físicas que perderemos serán la fuerza y la capacidad aeróbica, seguidas de la potencia, la flexibilidad y la coordinación.
Sin embargo, tratar de estar siempre en plena forma física es una utopía y todos los expertos coinciden en la importancia de darle al organismo el descanso que necesita. Como consejo final, podríamos aconsejar tratar de seguir haciendo algo de actividad de forma habitual aunque sea a menor intensidad y duración con actividades variadas para mejorar la motivación.
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