Neurociencia y deporte

¡Hola deportistas! ¿Os ha pasado alguna vez que salís a correr con la cabeza hecha un lío y con mucho "ruido" pero cuando regresáis a casa tenéis la mente más despejada o habéis dado respuesta a esa preocupación que rondaba vuestras cabezas antes de salir a practicar deporte? Si la respuesta es afirmativa, tenéis ante vosotros la prueba definitiva del valor de la actividad física como herramienta para alcanzar el bienestar. En esta entrada os vamos a explicar qué ocurre en nuestros cerebros cuando hacemos ejercicio. Leed con atención, ya que os damos un motivo más para mantener este buen hábito. ¡Al lío!

Con el ejercicio aerobico, y el running en particular, el paso se estabiliza, la respiración se acopla y lo que antes era desorden mental se convierte en pensamiento claro; es decir, la actividad física mejora funciones cognitivas como la atención, la memoria o la resolución de problemas. Y lo más importante: pensamos mejor al correr. 

Un estudio del Journal of Cognitive Neuroscience demuestra que el running aumenta la conectividad cerebral ente regiones implicadas en la planificación, la atención sostenida y el control emocional. Cuando corremos, nuestro cuerpo libera endorfinas, dopamina, serotonina y otros neurotransmisores que regulan nuestro estado de ánimo. Pero hay uno en concreto que es el que nos interesa en esta entrada: el BDNF (Brain-Delivered Neurotrophic Factor) que estimula nuevas conexiones neuronales. Este BDNF se dispara tras correr a una intensidad moderada potenciando el aprendizaje, la memoria y la claridad mental. Buscando una analogía, podríamos decir que es como regar el jardín de tu cerebro. 

La actividad física reduce, por otra parte, los niveles de cortisol asociados al estrés y mejora la concentración así que eso de que después de correr veamos las cosas con más claridad no es magia. Es la química del deporte. Hay algo hipnótico en correr: el ritmo de los pasos, el fluir del entorno o la respiración constante y acompasada. Esto tiene un nombre: meditación activa. Se trata de una actividad repetitiva que induce atención plena (os recuerda al mindfulness?). Pero aquí no necesitaremos incienso ni mantras; sólo unas zapatillas y algo de tiempo.

Más aún; cuando corremos el cerebro entra por defecto en modo red neuronal, que es un estado en donde conectas ideas sin buscarlas, donde surgen soluciones donde antes había problemas. Un estudio de Frontiers in Human Neuroscience lo confirma: este modo se activa con actividades físicas mantenidas y no extenuantes (muy similares al momento justo antes de dormir). Pero no todo va a ser tranquilidad y ritmos cómodos: el entrenamiento intenso (como las series o el Fartlek) no nos generará claridad mental, pero sí agudeza cognitiva mejorando la atención selectiva y la rapidez de procesamiento. ¿tienes un examen complicado o una reunión difícil en la oficina? Una sesión de calidad puede ser vuestra mejor aliada. 

Pero recordad que como todo en esta vida las cosas no son blanco o negro. Hay una fina línea entre correr para pensar mejor y correr para evitar pensar así que os recomendamos utilizar y combinar otras estrategias como escribir, hablar, pedir ayuda... Nuestros problemas o dificultades no siempre se resuelven con más kilómetros. 

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.